Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

jueves, 19 de febrero de 2009

La chica negro eléctrico

- Sírvame otra copa.

- ¿No cree que ya lleva suficientes?

- ¿Suficientes para qué? ¿Para olvidar esta mierda de realidad, el hastío, el vacío, la decadencia, la soledad, e incluso para olvidarme de mi propia existencia? No, no lo creo.

Pero entonces, llegó la chica negro eléctrico, y su mirada electrocutó todo el bar. Él, sin girarse, sabía que una musa acababa de llegar. Ella observó desinteresadamente el lugar, hasta que le vio. Se acercó hasta la barra, y se le quedó mirando mientras él le daba el último sorbo al vodka.

- Usted debe de ser escritor.

- ¿Qué le hace pensarlo?

- Bueno, está solo, borracho, su mirada muestra su desencanto por la vida… pero a decir verdad, su libreta le delata.

- Mi libreta sería más provechosa como papel de váter que como instrumento de creación.

- ¿Sabe? Es usted interesante, ¿señor…?

- Llámeme X.

- Está bien. Señor X, es usted muy peculiar, y me gustaría decirle algo.

- Ahora sí que estoy en peligro.

- No, querido X, porque aunque no lo crea, algún día salvaré su alma.

Y sólo escuchó el sonido de sus afilados tacones alejarse de la sala, hasta desaparecer y dejar el habitáculo trastornado, por no hablar de su cabeza.


Se volvió hacia la barra, y le dijo al camarero:
- ¿Ve? Aún no llevo las copas suficientes para olvidar la existencia de las musas.

2 comentarios:

  1. cómo me gutsa tu manera de escribir! a veces es cómo si alguien hubiera escrito por mi, pero a la vez cosas que jamás hubiera escrito...es muy raro...

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