Me encanta pasear por las calles de mi ciudad de vuelta a
casa a altas horas de la madrugada. Cualquier persona de fuera que pase por
ellas podrá verlas como unas calles normales sin nada a destacar, pero para mí
son especiales. En cada una de ellas están las pisadas de toda mi vida, desde
que nací hasta el día de hoy. Me han visto crecer, enamorarme, llorar, reírme,
compartir momentos… En definitiva, han sido mi escenario.
Es tranquilo caminar de noche, no hay nadie y parece que tu
mente adquiere algo de claridad, aunque no es mi caso ahora que el vodka aka
colonia barata que mi hígado está intentando metabolizar me nubla los sentidos.
Pero es bonito.
No entiendo por qué acabo huyendo y escondiéndome de todo
siempre aquí. No entiendo qué cojones hago contigo si sé que estoy perdiendo el
tiempo.
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