Esta noche te estoy odiando mucho. Se trata de creer tus
palabras vs. lidiar con el hecho evidente de que cojean en veracidad. Adicta no
reconocida a efímeros momentos de esperanza que por un momento me hacen creer
que el drama ha vuelto en tromba a mi vida, pero es que serías tan buen político.
Sí, hay drama, pero éste no me vale. Por lo que parece últimamente estoy
batiendo todos los récords en estupidez adolescente.
Y es tan sencillo como que alguien encienda el interruptor
que lleva jodido eones, obviamente vas a prestar atención porque es un hito en
la historia de la humanidad, aunque siempre con el característico escepticismo
que se encarga de joder vidas a mansalva, porque sabes perfectamente que esto
no se acerca ni un poco a lo que tienes en mente. Pero, a veces, las palabras
bien conectadas y en un contexto sugerente pueden ser irresistibles si las
juntas con una química innata de lo más acertada, y cuando olvidas que las
palabras son sólo palabras y que no tienen por qué tener trascendencia alguna
igual te estás metiendo en un lío.
Toda verdad es relativa. Puede que la verdad sea momentánea,
en este instante yo estoy constatando lo que creo que es una verdad, pero probablemente
mañana, cuando mi humor sea mejor o me vuelvan a nublar la mente, mi verdad
será otra. Todas correctas, pero circunstanciales. Él vive del momento, solo
que su vida es otra cosa. Yo soy una especial, de las mejores de su cosecha del
año. Él me siente como un huracán y yo le creo, pero estoy segura de que esta
noche cuando se folle a una de sus serviciales fulanas pensará lo mismo de
ella, porque el oxígeno atmosférico parece ser que aturde un poquito a mi
polifacético chico. Y me daba igual por lo general, no era nadie trascendente
después de la obnubilación conversacional habitual. Después de todo, ¿cómo negarse a una buena
conversación en una noche calurosa de verano? Él era un buen helado de
chocolate.
Lo más triste de todo este drama es saber que las palabras
están vacías de contenido, que son gratuitas pero que no se corresponden con la
realidad, con los nulos hechos que puede haber, y que todo es producto de una
distorsión de la realidad propia de personas disfuncionales como lo podemos ser
él y yo, y eso no es interés, eso es hablarme cuando no hay nadie a quien
follar esta noche.
Si fuera por mí ahora mismo te estaría mirando cara a cara,
pero probablemente habría habido overbooking de fulanas.
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