Me encantaría ser de las que llama para quedar contigo.
Me encantaría ser de
las que no escanea antes de conocerte, que no pone etiquetas injustificadas
antes de que abras la boca.
Me encantaría no tener que descartarte porque falles en
alguno de mis requisitos.
Me encantaría que el que tus zapatos no combinen con tu
camisa no fuera una excusa para pasar de ti.
Me encantaría pasar más tiempo viviendo momentos contigo que
escribiéndolos.
Me encantaría que las ganas de dormirme abrazada a tu lado
fueran mayores que el miedo a ser vulnerable.
Me encantaría no tener que hacerte estar a la altura de una
idealización inexistente.
Me encantaría no ser una borde malhumorada que te asusta con
la mirada.
Pero lo cierto es que aunque me gustes es probable que no te
llame, y que saque mil y un argumentos en tu contra para descartarte. Es muy
probable que prefiera quedarme un viernes por la noche escribiendo sobre
nuestra noche perfecta que pasándola contigo en un bar, y que duerma sola
porque en realidad no soporte el bienestar del contacto con tu cuerpo. Es muy
probable que siendo estupendo no seas el hombre de mi vida porque no existe, por
lo que es muy probable que sea una estúpida contigo para que te alejes.
¿Y sabes por qué? Porque no te darás cuenta de que aunque no
te llame me gustas, ni sabrás ver que cada argumento que construyo en tu contra
es una razón de lo mucho que me vuelves loca. No comprenderás lo que significa
que yo te haga protagonista de alguna de mis historias, ni que prefiera dormir
sin ti aun prefiriendo dormir contigo, porque no sabes lo muchísimo que me
cuesta exponerme a que me hagas daño. Y sobre todo, no serás capaz de ver que
detrás de mi estupidez sobrehumana estoy bebiendo los ríos por ti.
Podrás pensar que soy una cobarde, y es muy probable que
tengas razón. Pero quiero creer que quien tenga que darme los “buenos días,
cariño” sea capaz de ver lo increíblemente estúpida que soy. Y me quiera a
pesar de ello.
Este texto me ha llegado, supongo que porque me recuerda a una experiencia reciente. Todo eso se llama miedo, en especial la penúltima frase.
ResponderEliminarNo deja de ser hermoso a su manera.
Un saludo.