Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

martes, 26 de enero de 2010

Como si no tuviera algo mejor con lo que perder el tiempo


- No, no podré asistir a la reunión. Lo siento, el médico me ha dicho que lo que queda de semana he de permanecer en casa. Sí, nos vemos el lunes.
Ashley colgó el móvil, pagó a su médico particular y justo cuando éste salía entró Ángela. Con un suspiro miró al techo, como esperando encontrar inspiración divina de donde no la había, y dijo:
- Estás patética
- Lo sé – se limitó a contestar Ashley.
- ¿Hasta cuándo piensas seguir tomándotelo en broma?
- Lo siento, es algo que no puedo evitar.
- Claro que lo puedes evitar, pero no tienes cojones.
- No, no los tengo.
- ¿Vas a decir algo que se parezca más a mi mejor amiga?
- ¿Qué quieres que te diga, Ángela? Cada día estoy más convencida de que soy una puta esquizofrénica.
Su amiga, arrepentida de sus palabras, acudió al sofá y se sentó cerca de ella, pasándole el brazo por el hombro. Ashley, sensible al contacto humano, se sintió frágil y comenzó a llorar.
- Ey, venga, no llores, no quiero llamar de nuevo al médico – comentó Ángela, intentando bromear.
- Si es que es verdad, es un sufrimiento latente, que cuando se desata, arrasa con toda mi persona, y…
- Y si encima te dedicas a perder el tiempo mirando fotos que no debes mirar o pensando cosas que no debes pensar, ya ni te cuento- dijo Ángela cortando las palabras de Ashley.
- No estoy hecha para las relaciones humanas.
- La misma excusa de siempre.
- Pero, ¡es la verdad! No sé tratar a las personas. ¡Si ni siquiera sé tratarme a mí! Yo sólo sé que le quiero muchísimo, pero al mismo tiempo a veces estoy convencida de que esto no puede funcionar si soy yo la que es una de las dos partes. Hay demasiadas personas en este mundo, tiene que aparecer otra antes o después. No puede ser de otra manera. No puedo ser yo la que esté dentro de su corazón, porque yo no tengo nada que aportar a parte de problemas.
- Exageras. Seguro que habéis discutido.
- Sí, eso es lo que me hace ver qué poco me quiero, porque no puede haber nada en mí, nada, que haga que mañana venga otra y rechace su mano.
- Pues sí, tienes razón, no vales una mierda.
- ¿Perdón?
- Eres fea, tienes un cuerpo horrible, por no decir que luces, más bien, pocas. Vamos, que eres tonta. No pillas las cosas ni a la de 10. No sales con nadie porque nadie quiere salir contigo, y normal. Así que siendo tan fea y tan tonta, ¿cómo pretendes albergar cualquier esperanza de que él te prefiera a ti? Por favor, si no te enteras de nada, no es que vaya a elegir a otra, es que ya la ha elegido, y desde luego tú no has sido ni una opción a meditar. ¿Cómo puedes ser tan ingenua? Jajaja, serás estúpida, inútil…
Ashley se dio un golpe contra el cabezal de la cama nada más despertarse, y se tapó la boca con la mano para no hacer ruido y desvelarle.
Otro maldito sueño.
- Al final empezaré a creer que soy una esquizofrénica – pensó.