Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

sábado, 30 de julio de 2011

Bloqueo

Paso horas diarias en el portátil entre vicios y obligaciones, y nunca dejo de pensar. Y aun pensando, cada vez se me hace más difícil darle cuerpo a las ideas y transformarlas en elocuentes palabras que me hagan sentir un poco mejor. Escribo páginas y páginas mentales que nunca llegan a materializarse porque no encuentro cómo, salvo pequeños períodos de crisis en los que escribir se hace tan fácil como respirar. Y es que me pregunto si acaso tengo algo que contar, ahora que el motivo principal por el cual escribía ha dejado de ser un motivo para pasar a ser –por fin- un error sentenciado y olvidado (no sin dar problemas, claro). Pero al irse este gran leitmotiv que lleva aniquilando mi ser since 2006 se ha evidenciado un vacío muy grande de cosas varias, y al vacío le sucede el tan conocido desdén, que en consecuencia te deja en un estancamiento de lo más rutinario, que no monótono. No es monótono porque la desidia nunca te deja tranquila, y por tanto, no te puedes aburrir. Y es que siempre sentí hastío ante el sufrimiento, y ahora sufro, sí, pero por nada en particular. No hay un algo (nunca lo hubo) que destaque sobre lo demás, es todo un vacío difuso que a fin de cuentas sólo genera malestar.
En el fondo sé que este agujero negro que se ha abierto dentro de mí es porque la pasión me ha abandonado, y yo sin pasión olvido hasta caminar, así que aquí estoy, tumbada en la cama, obligándome a escribir, sabiendo que lo que estoy escribiendo no me llega ni a la suela de los zapatos, en un intento por ayudarme a encontrar consuelo entre mis letras.
Y no hay pasión porque hay culpables, la desconfianza ha hecho tal mella en mí que ha bloqueado cualquier indicio de posible bienestar. ¿Bienestar, para qué? Llevo media vida viviendo bajo el asco y realmente ya no sé vivir de otra manera. ¿Para qué voy a perder el tiempo entonces dejándome llevar con esos pequeños, infinitesimales instantes en los que ¡zas!, siento algo bonito, algo bueno, si en ese mismo momento lo echo todo a perder mentalmente? Vivo las historias de amor más preciosas, me rodeo de gente que siente auténtica devoción por mí, la pasión me rodea, y sin embargo yo sólo vomito mediocridad cada noche. Porque no siento nada especial, esas historias de amor preciosas no me pertenecen, no son mías, y si me creo que lo son, me pegarán puñaladas, quizás no de una forma tan cutre y penosa como ya me han pegado, pero no por ello serán menos dolorosas. ¿Es posible, pues, que partiendo de estas premisas mi capacidad para querer disminuya exponencialmente? ¿Que pudiera querer a una persona X y la quiera X/1000 porque no me dejo –consciente e incoscientemente- querer más? ¿O es que simplemente no ha llegado la persona adecuada? Pero es que, ¿y si ésta es la persona adecuada y por mi nulidad la voy a dejar pasar? Porque ni siquiera puedo dar seguridad de que mañana me despertaré en su cama, quizás haya desaparecido y no me vuelva a ver jamás, o quizás me quiera quedar para siempre. No lo sé, cada día, cada hora, cada minuto, puedo pensar ideas totalmente opuestas y todas me parecen coherentes en el momento. ¿Soy una desequilibrada, pues? Sí, lo soy, pero tiene un motivo, y si no estuviera tan estancada mi desequilibrio me aportaría muchos beneficios. No puedo querer, entonces, aunque quiera (porque quiero sin querer) porque el riesgo me parece tan sumamente innecesario y tan perjudicial, que ya estoy bien estando mal, no quiero estar peor (¡no a nivel inconsciente! Porque mi yo racional sí quiere vivir riesgos y tener la pasión tatuada en el alma de nuevo), pero, ¿y si así hago daño a la gente que quiero sin querer?

Y sí, ahora me podréis decir: “si no lo intentas nunca lo sabrás”, o, “te centras en lo negativo”, blablablá. Es que no es que tenga miedo, no es que tenga dudas, es que NO quiero intentarlo, me parece demasiado doloroso, y esa percepción a todos los niveles bloquea cualquier posible intento de desarrollo de emociones. Por eso a ratos estoy excesivamente racional y otras veces estoy insoportablemente emotiva aunque analizándolo ni siquiera esté de acuerdo conmigo misma. Mi cabeza es un jodido hervidero de respuestas sin pregunta, y no hay nadie que haga las preguntas adecuadas. Nadie que yo deje que las haga. Esto no es culpa de los demás, es culpa mía porque no dejo avanzar. No dejo que las cosas fluyan y que sigan su cauce porque no quiero aunque quiera.

Si miro hacia atrás, desde los 16 años recuerdo cosas buenas, sí, pero MUY puntuales. Casi todo lo que recuerdo son problemas, dolor, frustración, gente que jamás estuvo a la altura, más dolor, y sobre todo, mucha, mucha tristeza. Pero más es la que siento ahora al ver que ha sido tanto para mí que ya no concibo otra forma de vida y que además ni siquiera dejo una ventana pequeñita abierta al error.

Si estoy equivocada, ¿no es hora ya de que se note?