Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

jueves, 14 de febrero de 2013

Los imposibles

En el mundo de los sueños no existen los imposibles. 

Sería tan fácil como verle en aquella esquina inventada y comérmelo a besos contra la pared como si hiciera siglos que no lo veía. Iríamos a su preciosa casa y se nos pasarían las horas entre caricias y mordiscos bañados de química. Comeríamos pizza y chocolate y veríamos (seríamos) Sin City una y otra vez. Yo le cantaría bajito al oído y él escribiría textos describiendo mis rizos. Nos gritaríamos a todas horas, y luego nos partiríamos de risa. Me estamparía contra la pared y luego me estamparía yo contra él. 

Trabajaría con él y haría lo imposible por ser la niña de sus ojos cada vez que tuviera que explicarme algo. Le encanta explicarme cosas. Yo dormiría por las noches como si fuera una persona normal y su calor sería mil veces mejor que cualquier benzodiacepina. Me obligaría a escuchar grupos que no conoce nadie día tras día, y yo me quejaría como si fuera molestia alguna sólo para ver su cara de fingida indignación y poder tener una excusa para comerle la boca. Aunque no la necesitaría. Escucharía todas y cada una de las canciones para encontrarme en las letras y adivinar si piensa en mí al escucharlas (aunque eso ya lo hago).

Tomaríamos café en Londres, en un Starbucks, claro, y haríamos fotos hipsters que subiríamos a Instagram. Daríamos asco, como esas parejas que dan asco, pues igual. La lluvia nos mojaría y mi pelo se estropearía haciendo que me preocupara excesivamente por mi imagen, pero él callaría todas mis dudas diciéndome que, como siempre, estoy preciosa. Nos besaríamos en el metro como en Monster, y cuando fuéramos a tomar algo y me emborrachara tras el primer sorbo me apartaría la copa de mis manos como si fuera mi salvador, a pesar de que le encanta verme fuera de sí. Le invitaría a bailar conmigo y contonearía mis caderas sólo para poder sentir cómo se pone nervioso y me secuestra a donde sea para tenerme. 

Le podría decir te quiero cada vez que se me pasara por la cabeza decírselo. Me podría bajar en la parada de tren que quisiera. Podría guardarle el último trozo de pizza, o podría invitarme a cenar. Podría robarle chocolate y cubrirle entero con él, y podría descubrirle luego. Podría quererle tanto que dolería. 

Pero mi mundo nunca ha sido el de los sueños. En mi mundo tengo que olvidar a la persona que me provoca taquicardias y que me encoge el estómago cada vez que me dice algo bonito, porque está fuera de lugar. Tengo que obviar que con una caricia sepa llegar a lo más profundo de mí, que me llegue, que me conozca y que aún así se quede sin salir corriendo. Tengo que pasar por alto cada vez que me mira, cada vez que me desea y me quiere besar o tocar, porque ni yo soy su chica ni él es mi idiota.

3 comentarios:

  1. Reina... Te invito a mi nueva aventura.
    www.acontrapelo2013.blogspot.com
    Pásate y te tomas algo.

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  2. Perfecto. Me encanta leer tus textos porque nunca me decepcionan.

    Un besito, linda :)

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  3. Tiene cierto parecido a algo que escribí y nunca verá la luz. Me ha llegado hondo.

    Un saludo.

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