Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

viernes, 28 de noviembre de 2008

Efecto boomerang con intereses

Eres veneno en sangre inyectado con la mirada. Eres una abeja, el aguijón tus palabras. Te mueves por instinto, por pura supervivencia. Observas a tus víctimas, peor que una mantis. No las matas, sino que las moldeas a tu gusto. Haces mil y un esbozos de todo eso que nunca has tenido y que nunca tendrás, y moldeas a la gente tal cual. Tu argumento interno irreconocible sería repartir tu infelicidad al resto de personas con posibilidad de saborearla, y es tu placer personal. Macabra pero víctima de tu propia obra. Hoy, parándome a pensar en tu maquiavélico plan de sustitución, me di cuenta de cuan elaborado ha llegado a ser con el paso de las estaciones. Ay, querida tóxica, no puedo sino compadecerme de ti. La felicidad es algo casi utópico, pero la infelicidad… je, la infelicidad es el castigo más grande, y es el precio que inconscientemente pagarás el resto de tu vida en tus fallidos intentos de dominación. Porque, ¿acaso el domador puede ser domado? Efecto boomerang con intereses, diría yo. Tu toxicidad ejerce un bucle de realimentación positivo, con tendencia a un crecimiento explosivo. Cuidado, amiga, puede que un día acabes envenenándote en tu propia esencia. Y, ¿sabes lo más gracioso? Me dará exactamente igual.

1 comentario:

  1. Tranquila, la gente mediocre es previsible y estúpida.

    Seré yo mediocre...

    ¡Un beso!

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