Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

sábado, 3 de enero de 2009

Dos terrones de azúcar, por favor.

Sentado en la mesa más alejada de la cafetería más alejada de la ciudad más alejada de los recuerdos me hallaba. En frente de mi MAC, me debatía entre encenderlo o seguir usándolo como acompañante material. Aún no estaba preparado. Poco tiempo había pasado desde que desaparecí sin más, pero como imaginaba, también había sido poco el tiempo en que habían tardado en olvidarme. Encendí un cigarro –ese sabor a vainilla era inevitablemente adictivo – y como cada día, me quedé mirando a la ventana. Algún viandante intentaba buscar el motivo de mi mirada fija – como si estuviera observando la más bella pintura – pero no, más bien pensaba, o intentaba no hacerlo. Una chica de unos 19 años, la chica que posiblemente me haría más caso en los próximos 5 minutos, se acercó.

- ¿Qué desea? – preguntó con una dulce voz marcada por la inocencia de quien no ha tratado con el hastío. Anaís era su nombre.

- Café solo. Con dos terrones de azúcar, por favor – contesté con la voz ronca, consecuencia de semanas sin hablar y del vacío que mi cuerpo ya manifestaba físicamente.

- ¿Algo más?

- No. – Por un momento ella se quedó de pie, mirándome, como si esperara que dijera algo más, como si yo estuviera pidiendo a gritos ayuda, pero se fue.

A pesar de que no era la primera vez en estas semanas en que más de uno se había quedado mirando mi aspecto, esta vez era diferente. Por un momento pensé que no era curiosidad lo que ella sentía, sino compasión, como si me entendiera, como si se hubiera metido en mi mente.


- Las mujeres vuelven a uno loco – pensé en alto.

- No somos tan difíciles – dijo Anaís en el instante en el que posaba mi café sobre la mesa, con una sonrisa de broma, aunque concentrada en hacer bien su trabajo.

Sentí el deseo de reírme, pero en seguida se fue al recordarme el cuerpo la sensación devastadora que llevaba arrastrando todo ese tiempo.

- Lo sois demasiado, créeme – le contesté seco, absorto de nuevo en mis desoladores pensamientos.

-¿Y ha elegido la soledad como medio? – pensé en mandarla a paseo, pero su forma de hablar me producía cierto interés, como si tuviera que decirme algo.

- Sí, es lo mejor. Después de todo, los humanos sólo somos animales más destructivos, y alguien destruído no necesita más compañía.

- ¿Y no le destroza el vacío?

- Querida, el vacío siempre va con nosotros, en menor o mayor medida, pero siempre está, así que todo es cuestión de acostumbrarse.

- Yo nunca he podido acostumbrarme al vacío… Es una sensación horrible.

En ese instante me di cuenta de que ahora era ella la que se quedaba absorta en sus posibles pensamientos. Vi cómo sus ojos mostraban el vacío que al parecer sentía, y noté la nostalgia recorrerle el cuerpo. Un mechón de su pelo lacio y rubio cayó, y no sé qué se me cruzó por la mente, pero, como si se tratara de una pieza única y frágil, se lo coloqué en su sitio. Nos quedamos mirando, y con la mirada bastó. La entendía, sabía lo que sentía, y sorprendentemente, ella podía sentirme. Detrás de su dulce sonrisa, Anaís era tan desgraciada como yo.

- ¡Anaís! – sonó una fuerte voz desde lo que probablemente debía ser la cocina de la cafetería.

- Sí, ¡ya voy! – contestó una Anaís apresurada, como si la hubieran sacado de un sueño y estuviera de vuelta a la realidad.

Se limpió el inicio de una lágrima, me miró fugazmente y se fue.

Una vez hube pagado la cuenta, antes de salir de aquel lugar, Anaís se asomó, y con una sonrisa triste, me dijo adiós.
Jamás la volví a ver.

14 comentarios:

  1. Malditas reacciones químicas, ¿eh?

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  2. Lo que yo te diga, escribe un libro xDD




    Raquel

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  3. Yo estoy de acuerdo con Raquel, deberías escribir uno ^^. Yo lo leería de las primeras, te lo puedo asegurar.
    ¡Me encanta como escribes! Es ameno, y ese toque de melancolía y tristeza que le añades siempre a los textos, me gusta muchísimo, le da un toque muy especial...
    De veras, es fantástico =).

    Un beso!

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  4. Es cierto lo que dices. Somos muchos los que sentimos un vacío interior, los que tenemos nostalgia...
    Algunos nos reconocemos entre nosotros.
    un beso.

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  5. Hermoso!.

    tu manera de escribir siempre asombra, de una manera distinta.

    ma ha gustado mucho!...

    cuidate. Un beso!

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  6. La nostalgia es un suspiro que se queda atorado en las vías respiratorias. Merma el cauce y nos provoca la sensación de angustia. De repente desaparece. Bienvenida a mi templo.

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  7. Yo necesito un saco lleno de terrones de azúcar para vivir. Para sentir.

    Un abrazo grande y un placer endulzarme por aquí.

    Lara tiene alas

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  8. Me encanta leerte eres muy real , pareceria q lo estuviera viendo , es una linda sensación , esre un escritora excelente!

    Besitos Srta Nostalgia que tengas un bello día :)

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  9. Hola. He de decir que a mi también me gusta escribir. Y veo que tu lo haces fenomenal. Se que puede sonar egoísta, pero tengo un blog y estoy subiendo una historia a el. Me gustaría que si es posible me dieras tu opinión. Gracias por leerme. Un saludo
    No se si realmente le echaras un vistazo, pero de todos modos gracias por leerme. Gracias

    http://podolsky.blog.com.es/

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  10. triste historia pero te hace pensar... no hace mucho yo también solía escribir cosas así..

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  11. Me alegra que intentes hacerme ver otros puntos de vida. Me alegra que te guste mi blog, te confieso que a mí también me resulta agradable adentrarme en estas líneas tan maravillosas que escribes con tanta ilusión.

    Un beso enorme!!

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  12. Gran historia y magnificamente contada,no se porque pensaba que al final iba a leer Henry Miller o algo asi - por lo de Anais... Nin a quien no he leido pero no, es una historia de una tia poniendose en la piel de un tio (siendo tu probablemente Anais o los dos)...Con estos pensamientos acerca de que de quien era te estoy echando un piropo evidente, es un relato estupendo...
    Y pasa como en la vida misma... un chispazo , se encuentran y ... se pierden de nuevo...
    Mucha soledad. se mucho de eso.
    Mas que desde el vacio desde ese tao potencial e inagotable que late en el
    Un cariñoso abrazo.
    Te comprendo.
    -Jose-

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