Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

viernes, 12 de junio de 2009

Otra

Había quedado en reunirme con Richard en cinco minutos. Era un tanto anormal la situación, porque él sólo me llamaba habitualmente para follar, y esta vez quería que habláramos.

- ¿Hablar? – le dije yo- ¿Desde cuándo hablamos?

- Hay una primera vez para todo, nena – se limitó a decir.

Caminaba hacia el lugar un tanto extraña, pero secretamente feliz. Ojalá ese hombre amará algo más que mi coño algún día.

Cuando llegué él me estaba esperando, y estaba extrañamente ansioso. Si no hubiera comenzado a hablar hubiera pensado que realmente tenía ganas de sexo.

- ¿Y bien, de qué quieres que hablemos? – le dije

- Tienes que ayudarme

- ¿Qué ocurre?

- Es… algo muy complejo de explicar.

- Dispara.

- He conocido a una chica.

El mundo se me vino abajo, y el vacío se extendió en toda la longitud de la frase. Decidí ser fría, como siempre.

- Mm, ¿y qué?

- No es una chica… normal.

Le odiaba.

- Oye, mira, no puedo perder el tiempo con historias amorosas. Yo no soy esa amiga que estás buscando.

- Déjame acabar. Fui a la redacción a entregar la historieta de esta semana, y cuando salí había una chica, una niña diría, ajena a todo lo que ocurría a su alrededor, y muy perdida, con miedo. Era tan guapa, me hechizó en el primer momento. Ella me miró, y vio que tenía un libro entre las manos. Entonces, se acercó corriendo hacia mí, y con voz angelical me pidió si podía ojear el libro.

- ¿Y?

- Y luego, ella… intentó meterse dentro del libro.

- ¿Perdona?

- Como lo oyes.

- Creo que bebes demasiado Vodka.

- No te estoy mintiendo, joder.

- ¿Y qué explicación le das?

- No lo sé, estoy totalmente confundido. Ella apenas dijo nada, tan solo que necesita encontrar a su autora.

- ¿A su autora?

- Sí.

- ¿Qué pasa, ahora es un personaje salido de un libro?

- Eso parece…

- ¿Qué más sabes?

- Su nombre.

- ¿Y bien?

- Anaís.

- … ¿Qué quieres de mí?

- Tienes que conseguirle una identidad para que pase desapercibida.

- ¿Y ya está? ¿No hay nada más que Yo pueda ofrecerte?

- Ashley, ya follaremos otro día, no es el mejor momento.

- … No te enteras de nada, Rick. De nada, de absolutamente nada. Eres un imbécil.

- ¿Qué coño te pasa?

- Nada. Pasado mañana tendrás la identidad de tu chica. Adiós.

- Ashley

Me giré.

- ¿Sí?

- Gracias –me dijo dándome un beso en la mejilla – no sé qué haría sin ti.

- Follarías con otras.


Y me fui, muriendo por dentro, y con el hastío comiéndome entera.

2 comentarios:

  1. quizas no se acostaria con otras y solamente la quiere a ella o quizas no. Debe ser dificil ser follamigos.Un saludo

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  2. Ellos son asi, incluidos los ficticios, amputada la glándula de la mínima sensibilidad, la empatía o cualquier otra que estimule las habilidades interpersonales propias de la inteligencia emocional.
    Yo quise mucho a un "Richard" también, y como en tu escrito, sólo me llamaba para follar y jamás me dijo que me quería, aunque sueño que quizás si lo hizo y que no supo expresarlo con palabras (ilusa)

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