Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

sábado, 1 de septiembre de 2012

Desear satisface


Ashley y su indiferencia. Se acostumbró tanto a fingir que nada le importaba que acabó por ser así. Mujer fatal, de vicios: alcohol, tabaco y manipulación. En la cama, quien ella escogiera: mujer, hombre… daba igual mientras la hiciese gritar. Eso cuando la lujuria superaba sus ganas de jugar a las marionetas.
¿Amor? Eso para las adolescentes con baja autoestima de la generación Crepúsculo, ella sabía que era pura pantomima literaria, una idea fácil de vender y fácil de creer pero que era lo más lejano a la realidad posible. El único amor que sentía era el de cuando tenía cabezas entre sus piernas.
Ashley se levantó de aquella cama en la madrugada del sábado, y ella se sintió contrariada.
- ¿No te quedas? – le preguntó la chica cualquiera.
- Prefiero mi cama.
- ¿Te volveré a ver?
Lo dudo. Pero tranquila, me has dejado muy satisfecha.
Se colocó las medias, se subió la cremallera de la falda y calzó sus zapatos rojos. Acto seguido cogió la chaqueta que había dejado posada en la silla y se despidió mientras salía por la puerta de una casa desconocida, la que con toda seguridad jamás volvería a pisar.
A veces Ashley odiaba tener esa personalidad fría que le impedía desarrollar cualquier tipo de sentimiento que no fuera interesado hacia alguien, sobre todo cuando veía a las parejas atontadas por la calle, pero sabía perfectamente que esas burbujas de enamoramiento eran más transitorias que sus roturas de medias. El problema de la idealización es que, una vez desenmascarada, la decepción es irremediablemente grave e irreversible. Cuando conoces a una persona haces un boceto de lo que quieres y crees que sea, pero en cuanto se abre el telón y ves lo que te va a aportar (que suele ser nada) sólo desearías no haberte metido en ese lío en el que no podrás salir sin mancharte la falda. Así que Ashley no quería, sólo deseaba. 
Pues desear satisface, pero querer no.

1 comentario:

  1. "El problema de la idealización es que, una vez desenmascarada, la decepción es irremediablemente grave e irreversible."

    Uáh! Que puntazo! ;)

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