Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

viernes, 13 de junio de 2008

Nostalgia

Sólo añoramos las cosas cuando ya han acabado. Mientras, ni las apreciamos. La vida es un constante anhelo de pasado y esperanza de futuro, el cual esperamos que sea mejor que el presente, el que a veces se puede llegar a odiar tanto. El presente es la oveja negra de la familia, no se está contento con él, y siente celos de su primo el pasado, ese tan bonito y mágico, nada que ver con la actualidad. También se siente desplazado ante el futuro, que tiene acaparada todas las atenciones, porque siempre se esperan grandes cosas de él. Sin embargo, hay momentos en los que ni siquiera se contempla le contempla, todo queda en pensamientos difusos, y es entonces cuando la mente va hacia atrás, para alquilar por unos minutos la ciudad de los recuerdos toda para ella. Logras evadirte de una realidad poco satisfactoria y por un instante sientes ese bienestar que vivías por entonces. Recuerdas lugares, sonidos, olores, sabores, y personas que ahora ya no están. Y por un momento eres feliz otra vez. Pero luego, como al niño que quitan su más preciado juguete, vuelve a invadirnos ese vacío del que nos habíamos olvidado, y nos quedamos igual o peor que estábamos. ¿Cuándo pasa la nostalgia a indiferencia? Lo único que tengo claro es que los recuerdos llenan un vacío inmenso, y dibujan sonrisas donde suele haber lágrimas. Es por eso que parte del tiempo lo pase atrás, en el mundo de los recuerdos más geniales que nadie jamás podrá tener, y soy feliz. Llamadme nostálgica, pero es genial.

1 comentario:

  1. Un minuto.

    Un minuto más tarde y la entrada hubiera sido publicada en un 14 de junio. Pero no, fue a las 23:59 del 13.

    Me doy la bienvenida a tu mundo.

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