Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

viernes, 31 de julio de 2009

Otra noche más

Observé como 500 veces el lugar. Humo, ruido, gente de todo tipo… y allá, entre toda esa marabunta, una luz resplandecía: era él. Yo trataba de ocultar mi más que evidente insaciable placer por observarle, y proseguía mis conversaciones banales pero a la vez divertidas mientras disimuladamente le echaba miradas furtivas. A veces parecía que él se daba cuenta, pero otras era yo la que le cazaba atento a mis movimientos. ¿Era verdad o tan sólo era un intento de mi desesperada mente por hacer realidad lo ciertamente imposible?
Decidí salir a la calle para respirar el aire “fresco” de la ciudad. Intuí su mirada tras mi espalda, y disfruté imaginando sus pies en busca de mi torpe caminar. Fuera todo parecía más crudo, y los sueños se esfumaban en un suspiro. –Mejor- me decía, ya que para mí ilusionarme era tan fácil como dar una bocanada de aire, y demasiadas cicatrices poblaban ya mi frágil mente.
En cierto momento de mis divagaciones sentí su presencia cerca. Ahí estaba, a mi lado, intentando averiguar mi paradero psíquico.

- Hace frío – me dijo

- Siempre lo hace – le contesté secamente, para estar fría y no dejarme llevar.

Se quedó callado, pero su cara de frustración me incitó a pensar que por dentro un dilema batallaba con su esencia. Quizás me quería pero la impotencia de la situación tan repetida le impedía sincerarse. –Tonterías – pensaba tras esta idea tan ingenua por mi parte – Habrá conocido a alguien, querrá irse y no sabe cómo decírmelo- Este tipo de pensamientos eran muy habituales en mi cabeza, pues yo procuraba joderme con ellos para no elevarme hacia las nubes y esperar una tranquilidad que probablemente ya no me pertenecía.

De repente, habló:

- Yo… estaba pensando que…
Y yo, que me dejé llevar por mi realidad paranoica, le contesté:
- Puedes irte, sé el camino de regreso.

- ¿Qué? – respondió, para mí como si se estuviera haciendo el loco.

- Lo que oyes. Diviértete.

En ese momento me dirigí hacia la puerta para recoger mi bolso y largarme, pero él me frenó el paso.


- ¿Qué? – le contesté expulsando hastío por doquier – No me lo pongas más difícil, no quiero saber con quién te irás esta noche, prefiero ser una ignorante antes que…

- ¿Antes que qué? – dijo, ahora más tenso.

- Antes que imaginarte con otras – le confesé, y me arrepentí ipso facto, pues si algo había caracterizado mi amistad estos años con él era la ausencia de confesiones rebajadoras de este tipo.

- No hay otras - dijo, yo tomándomelo como una muestra de compasión, algo que odiaba a más no poder.

- No es asunto mío – me limité a decir.

Y lo siguiente fue un silencio eterno, y unos ojos profundos que me desnudaban por completo sin posibilidad de escape. Al final, comenzó a hablar de nuevo:


- Escucha, yo...
Pero justo entonces llegó uno de los nuestros reclamándonos, por lo que otra noche más tuve que conformarme con las especulaciones y paranoicas hipótesis que mi mente elaboraba con el objetivo de descubrir qué escondía tras el velo de su mente.

3 comentarios:

  1. En su mente, probablmente, menos avatares que en la tuya. Pensamiento lineal, pensamiento circular. Somo tan, tan, tan, tannnnn distintos. (Que no mejores ni peores, solo distintos).

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  2. Me alegra volver a leerte :) He estado desconectada del mundo a medio plazo y así da gusto!

    Siempre he pensado que es una putada enamorarse de tu mejor amigo, ¿pero a quien no le ha pasado?


    Muchos besos, cielo!


    muuacks!

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  3. Es increíble que las historias se repitan con otros personajes,en otros lugares, y tal vez en distintos tiempos. Es(y des)cribes muy bien :)

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