Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

sábado, 23 de abril de 2011

Brisa de aire fresco

Un malentendido puede cambiarlo todo. En una vida estable, con variables que permanecen constantes, puede aparecer algo que le dé la vuelta a las cosas y las deje tan encantadoramente desordenadas que parezcan hasta mejores. En una vida inestable, sin embargo, el resultado es totalmente impredecible. Puede joderte la existencia, como en algunos casos, o puede darle un sentido más sustancial a todo lo que rodea, en otros.
Esta historia es, pues, la historia de un malentendido que acabó en algo especial. Un malentendido propio de una post-adolescente subida de humos por autoimposición ante una eminencia al que aparentemente caía bien, cuando en realidad era todo lo contrario.
-Eeey, ¡gracias por los halagos!
-¿Qué halagos?
-Pues los que me has dicho
-Es imposible que haya dicho algo bueno sobre ti
-Jajaja, ¿y eso por qué?
-Pues porque me caes mal.
BOOM.
Casi 8 meses después, sigo perdiéndome por los rincones más especiales de mi ciudad, de mi despampanante y encantadora Ciudad Condal, siempre tan suya, con la brisa de aire fresco que siempre me coge de la mano para que no caiga, que enlaza los finales de mis frases para que no me sienta tan sola, para que no parezca que estoy tan sola; que me ríe, que me ondea el pelo con su suave aire, y sobre todo, que entiende. Lo entiende todo, hasta lo que no se puede entender. Y aunque voy sin rumbo fijo por la vida, un día aquí, otro día allí, mendigando ese algo que siempre busco y que nunca encuentro, sé que al parar en el rellano de su corazón ya me ha escuchado de lejos y está esperando impaciente en la puerta. Y sé que me abrirá tranquilo para sentirme yo tranquila, y me mirará con esos ojos de orden para yo sentir que puedo imaginar tener ese mismo orden. Que sin preguntar, me cogerá cual peso pluma y me sentará en el sillón que hay al límite entre aurículas mientras me hace algo calentito que me calme las penas, y de nuevo, como si yo fuera otra brisa, me volverá a elevar contra gravedad y me irá llevando – a veces, de forma un tanto brusca- de habitación en habitación, enseñándome libros, películas, pensamientos, pequeños asomos de un profesional que no se reconoce a sí mismo… Y yo me dejaré llevar. Porque es lo que quiero, es lo que necesito. Necesito dejarme llevar, y con una brisa tan dulce es imposible negarse. Porque todo es mucho más fácil cuando alguien se mueve al compás de tus movimientos, cuando alguien está en sintonía con tus pensamientos, con mi voz y mi música, con mis irracionalidades, con mis secretos, con mis lágrimas, y sobre todo, con mi corazón.
En esta perra vida que es la mía y que no parece tener intenciones de mejorar, si hay algo que es salvable, que me da algo de color a estos ojos grises, que me es necesario para no pensar en calibres, eres tú. Seas brisa, seas vendaval, necesito que seas. Ahora mismo no la puedo entender sin ti, ni quiero, porque eres el único motivo por el que hoy por hoy estoy aquí, así. Que yo seré tu 4.13, pero tú eres mi 10.0.
Gracias.
Lectores, hoy es un día demasiado triste hasta para mí como para recrearme en ello, así que mejor pensar en las pocas cosas buenas que todavía quedan para poder abrir los ojos mañana, si es que consigo cerrarlos hoy.

3 comentarios:

  1. Si volviera ocho meses atrás, volvería a equivocarme, a cometer el descuido de decirte lo que no te tenía que decir, con tal de aparecer en tu mundo, de llegar al espacio más recóndito de tu interior. Quiero ser quién libre batalla, junto a ti, con las nubes negras que se instalen en tu corazón. Quiero que la estrella que guareces nunca sea eclipsada ni ocultada tras infortunios inmerecidos. Quiero estar presente en aquel día que, por fin, te sientas feliz y no tengas la necesidad de volver la mirada atrás para pensar en tiempos mejores, porque lo mejor será tu presente. Hasta ese día, caminaré a tu lado.

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  2. Me alegra, me alegra mucho que tengas alguien que te recuerde que hay algo de luz en tu mirada, me alegra que tengas un motivo por el cual sonreír al final del día, me alegra que puedas evadirte de tus pensamientos aunque sea por unas horas, pero sobre todo, me alegra que esa persona sea quién es y no otra, porque te quiere de una forma muy especial. Tú serás la nostalgia y el recuerdo, él será tu presente y tu aliento.

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  3. Volver atrás ni para coger impulso. Ya te dije mas veces. Tengo ganas de volver a Barcelona cuando la leo en tus letras.
    Las casualidades no existen. Los errores son realides con interpretación alternativa. Tus palabras siempre en la opción "vibrar" del dispositivo, aleteando ante la mirada viejuna del oráculo.
    Se puede ser con la ausencia de cualquiera excepto, obviamente, de ti misma.


    El oráculo, ya sabes, con su irresponsable predicción del jueves.

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