Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

viernes, 4 de julio de 2008

Buenas noches, Insomnio

Buenas noches, Insomnio. Ya es otra más que te apoderas de mí. Me quitas la posibilidad de soñar y me acorralas con mis estúpidos pensamientos. Hoy no, hoy no estoy para eso. Esta noche quiero soñar que puedo volver a soñar. Pero tú, tan egoísta como siempre, me robas mis vacaciones nocturnas y me condenas a los condicionales perfectos que nunca podrán cambiar. Y así pasamos, noche tras noche, bajo la luz de la luna, tú, insomnio, mis sentimientos y yo. Lo contradictorio de mi contradicción es que si pudiera soñar, temería hacerlo. Temería porque mis sueños son más reales que la realidad. Siempre lo fueron, y siempre lo serán. En ellos, si vienes, sonrío, y si me dejas, lloro. No hay escondite puesto que el sueño en sí lo es. Y como en ellos no puedo esconderme, sufro cuando vienes, me besas y sé que volverás a irte de forma incluso más dolorosa que en la vida real. Pero incluso sufriendo soy feliz porque por un pequeño instante, estás conmigo, eres real, te puedo tocar y puedo abrazarte. Sé que el amanecer te robará como roba mi sonrisa cada día, pero nada importa en ese momento. La luz del sol entra por mi ventana, y entonces todos los tequieros, los cariños, las promesas… quedan más lejos que nunca. Tanto, que a veces, mientras los busco, me pregunto si de verdad existieron alguna vez o mi cabeza me la está volviendo a jugar. Por eso, impaciente Insomnio, temo soñar, porque si sueño, al despertar, le buscaré y no estará, y entonces me quedaré sola otro día más.



Escribí un poema el cual por ahora no publicaré porque los que me conocen saben que se me da peor que mal. Siempre fui más de prosa.

2 comentarios:

  1. ME ENCANTA!!!



    aLBii!!

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  2. Duerme, mi pequeña, duerme mientras te abrazo, que yo velo por tus sueños, para que no se conviertan en ásperos recuerdos nocturnos que amargan tus días. Cierra los ojos y duerme, que ya no hay nada de que temer, que mis latidos en sincronía con los tuyos te devuelven el reposo que mereces. Duerme, mi pequeña, que ya es de noche y es cuando las estrellas como tú más brillan.

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