Eternidad

*Recuérdame como un día imaginaste que fui

jueves, 9 de abril de 2009

I Conversación entre Anaís y Srta. Nostalgia

Imposible. Tanto como pensar en indiferencia y sonreír. Anaís nunca ha estado hecha para esta realidad de disfraces y dolor. Anaís, Anaís, Anaís, Anaís.


- ¿Quieres parar ya de sufrir?

- Tengo que salir de aquí, por favor, no puedo quedarme más tiempo.

- ¿Pero qué te ocurre?

- No lo sé, pero si sigo aquí voy a morir, se lo prometo.

- No me convences para nada.

- Claro, yo nunca convenzo a nadie, yo siempre vuelvo loca a la gente, yo soy la chica que todos quieren tirar a patadas de sus vidas. Desde que salí de Norealidad es como si tuviera menos oxígeno para respirar. Hubo momentos en los que me sentí rebelde, con ganas de comerme Realidad, me encantaba, me sentía orgullosa de mí misma, me decía: oh, Anaís, qué real eres, qué genialidad más grande tiene este mundo gracias a ti, qué buena eres, qué salvadora de almas te sientes, oh, sí, Anaís, eres la mejor. Pero no duró mucho, Srta. Nostalgia, y empecé a sentirme realmente mediocre. Y con eso sí que no puedo vivir. Oh, no, claro que no. ¿Mediocre? Yo no nací para ser mediocre, yo necesito ser importante. No pienso quedarme en Realidad viendo como la gente, toda idiota (de la cual me gustaría poder realmente pasar) ignora mi existencia, yo, que soy la protagonista de un mundo entero. Me tengo que ir de aquí, Srta. Nostalgia.

- Anaís, ¿pero no ves que yo te creé, que eres una invención de mi mente, que no existes en realidad?

- Eso es lo que al principio usted pensaba, pero sabe tanto como yo que tengo de invención lo que de mediocre.

- … Está bien, Anaís, pero yo no puedo devolverte a Norealidad.

- Y entonces, ¿qué hago?

- Has de encontrar una historia, una novela a la que le falte un personaje, y has de introducirte en ella como sea. Los medios, los dejo a tu decisión.

- Pero…

- Cuídate, Anaís.




No puedo. Realmente no puedo.

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