Me tomas, me dejas, me callas, me besas, me miras, te observas, te piras, me alejas.
No te preocupes, Anaís. Cuando el disco de tu pensamiento parezca estar acabando, volverá a repetirse, y tú, ya estarás volviendo a pensar en él.
Pero no olvides que un día, al levantarte y mirarte en el espejo, tendrás que verte sin verle. Así que no te ilusiones mucho.
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